Mantener un balance entre la necesidad de nuestra propia independencia y la conexión emocional con nuestros seres queridos puede resultar todo un desafío. Hay quienes luchan por tomar decisiones sin antes buscar la aprobación de otros, quienes temen a la soledad, necesitan constante validación y se aterrorizan ante la idea del abandono. Estos síntomas frecuentemente apuntan hacia una dependencia emocional.
Este alto nivel de dependencia no surge de la nada. Es, más bien, el resultado de experiencias pasadas cargadas de dolor. Caroline Dumas, una reconocida psicóloga, explica que cuando un padre o madre no puede ofrecer un espacio seguro debido a sus propias inseguridades, no reconoce ni acoge las emociones o el dolor de su hijo. Como resultado, el niño desarrolla estrategias de supervivencia dependientes de quienes le rodean. Aunque a menudo se critique la dependencia emocional como consecuencia de una experiencia traumática, su contraparte, la hiper-independencia, también puede ser una manera de afrontar la vida.
Explorando la Hiper-independencia
Amy Marschall, distinguida psicóloga de Very Well Mind, define la hiper-independencia como el esfuerzo por ser completamente autónomo en todo aspecto, incluso cuando no es necesario o cuando la ayuda externa es indispensable. Caracterizada por un constante autodesarrollo, negación a delegar tareas, desconfianza en las relaciones, secretismo, pocas amistades cercanas y una incapacidad para aceptar la ayuda, la hiper-independencia, pese a ser considerada un modelo de autonomía, puede ser indicativo de un trauma subyacente.
¿Qué origina la Hiper-independencia?
Según Joanne Frederick, una experta consejera profesional citada por PsychCentral, cuando la hiper-independencia emerge como reacción a traumas, se desarrolla inconscientemente. Susanne Wolf, una terapeuta, compartió en Instagram varios motivos que podrían dar lugar a la hiper-independencia:
- Es un mecanismo de defensa originado en la infancia.
- Siempre se asumió el papel de «la persona fuerte».
- Nunca se aprendió a expresar necesidades y emociones.
- La confianza en los demás nunca se desarrolló.
- Las necesidades básicas infantiles no se satisfacían.
- Experiencias de rechazo, abandono y decepción fueron frecuentes.
- Faltó un ambiente de confianza, ayuda y seguridad.
La Importancia de Reconocer Estos Patrones
Identificar y entender estos comportamientos no solo es crucial para nuestra salud emocional, sino que también es el primer paso para la recuperación y el cambio. Tanto la dependencia emocional como la hiper-independencia señalan desafíos subyacentes que requieren atención, paciencia y, a menudo, orientación profesional para superar. Aceptar nuestra vulnerabilidad y aprender a pedir ayuda no son signos de debilidad, sino todo lo contrario: son actos de valentía y fuerza.
La búsqueda de un equilibrio entre independencia y conexión emocional es una travesía de autoconocimiento y crecimiento. A través de la comprensión y el apoyo, es posible superar los obstáculos que nos impiden vivir plenamente. La clave está en abrazar nuestras necesidades y trabajar conscientemente hacia relaciones más sanas y satisfactorias.
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