En cualquier tipo de vínculo, la comunicación juega un rol fundamental. Es clave saber manifestar y atender las necesidades y deseos de cada uno. Esto ayuda a minimizar malentendidos, frustraciones y momentos de ira. Sin embargo, una simple frase puede entorpecer la conexión entre dos personas. Durante una discusión, ciertas palabras pueden dañar profundamente la relación. Antes de que un conflicto emerja, una expresión podría cesar toda conversación.
Evitando caer en la victimización
Según Jennifer Gerlach de Psychology Today, «una parte significativa de las relaciones se basa en una comunicación efectiva. Aunque nadie posee un estilo de comunicación perfecto, algunas costumbres pueden ser muy dañinas». Para promover una comunicación fructífera, es esencial identificar los patrones comunicacionales útiles y aquellos que debemos evitar. Una de las frases más perjudiciales, según la experta, es: «No me lastimes».
Esta expresión puede variar, incluyendo «No me hagas daño», «Me estás doliendo» o «Me ofendes profundamente». Según el psicólogo Thomas R. Lynch, «No me lastimes» representa una actitud, que no siempre se comunica con palabras. Por ejemplo, puede manifestarse al traer a colación un recuerdo doloroso, ocultarse el rostro, simular malestar, hablar con voz temblorosa, evitar el contacto visual o suplicar.
La culpabilización como estrategia defensiva
Este método, en vez de revelar un estado emocional auténtico, pretende proyectar vulnerabilidad. «Transmite la idea de que la persona no puede manejar la situación y que sería cruel continuar la discusión», explica Gerlach. Aunque todos necesitamos un respiro o experimentamos dolor real, a diferencia de una expresión sincera, la frase «No me lastimes» busca escapar de una conversación sin comunicación directa.
A corto plazo, esta táctica puede terminar una discusión o conflicto rápidamente. A largo plazo, al convertirse en un hábito, puede deteriorar la relación. Evitar sistemáticamente las conversaciones difíciles complica la resolución de problemas y profundizar el vínculo, señala la psicoterapeuta. Este tipo de respuesta se asemeja al «guilt tripping» o manipulación emocional, que Kendra Cherry, experta en rehabilitación psicosocial, define como «hacer que otra persona se sienta culpable para cambiar su comportamiento o tomar una acción específica». Este mecanismo se utiliza para evitar abordar un problema directamente, facilitando obtener lo deseado sin confrontación directa.
Lidiando con los obstáculos comunicativos
Para fortalecer nuestras relaciones, es vital establecer canales de comunicación abiertos y saludables. Reconocer y evitar patrones dañinos es el primer paso hacia una interacción significativa y profunda. La sinceridad, empatía y voluntad de escuchar son claves en este proceso. Transformar la manera en que nos comunicamos puede no solo prevenir daños en nuestras relaciones sino también enriquecerlas, promoviendo un entendimiento mutuo y respeto profundo.
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