Jessica, la última en unirse a la aventura de Juego limpio o sucio en Netflix, sorprende por su calma aparente y su determinación. Presentada por Claude Dartois, conocido por su trayectoria en Koh-Lanta, se impone rápidamente como una competidora formidable, aunque inicialmente pasó desapercibida.
Discreta pero estratégicamente informada, avanza en las sombras, observando y analizando los movimientos de sus adversarios. Su enfoque metódico y su sangre fría le permiten navegar hábilmente por las trampas del juego, evitando así las eliminaciones y ganando la confianza de sus compañeros de equipo.
A lo largo de los episodios, Jessica se revela como una fuerza tranquila, desafiando las expectativas y los prejuicios. Su trayectoria impresiona a los espectadores, quienes la ven como una verdadera estratega, dispuesta a todo para alcanzar su objetivo final: ganar la competencia.
Una final inesperada
Paula, fiel al clan de Benjamín y Thibault, se ha distinguido desde el principio.
En la final, Jessica y Paula comparten la victoria, demostrando su confianza mutua y probando así que la verdadera fuerza no siempre se mide por las apariencias. Jessica y Paula se reparten entre las dos los 150.000 euros de la serie de Netflix : Juego limpio o sucio (Don’t Hate The Player).
Su ascenso en el programa demuestra también que la telerrealidad (Juego limpio o sucio (Don’t Hate The Player) puede revelar personalidades auténticas, lejos de los clichés y estereotipos habituales.
Con estas dos ganadoras inesperadas, Netflix nos sorprende y nos ofrece finalmente un programa sincero con gente real y eso es algo bueno.
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