La mentira, esa habilidad tan profundamente humana, surge de diversas razones válidas. Según Lisa Letessier, a menudo se recurre a ella para evitar el conflicto o para proteger el vínculo. También se utiliza para ocultar debilidades y errores, salvaguardando así nuestra imagen. Sin embargo, hay una línea que separa a los mentirosos ocasionales de los mitómanos, siendo el carácter patológico y crónico lo que realmente diferencia a estos últimos, a pesar de que la mitomanía no se clasifica como una psicopatología dentro de los estándares internacionales.
Este comportamiento puede comenzar a manifestarse desde temprana edad, siendo especialmente notable alrededor de los 4 o 5 años. Los niños, explorando los límites entre la realidad y la ficción, aprenden rápidamente las consecuencias de sus acciones, inclinándose más por la mentira si perciben que les aporta más beneficios que decir la verdad.
El desafío de enfrentar la mentira
La desconfianza que genera la mentira es uno de sus aspectos más difíciles de manejar. Lisa Letessier recalca que la confianza es la base de cualquier relación, por lo que la inestabilidad que traen los mitómanos puede ser especialmente perturbadora. Además, esto puede llevar a una estado de hipervigilancia constante, donde la paranoia se hace presente al intentar desenmascarar cualquier posible engaño.
Los mitómanos, con sus constantes distorsiones de la realidad, incluso por motivos insignificantes, ponen a prueba nuestra capacidad de comprensión. El proceso mental que requiere mentir es complejo y cognitivamente costoso, sin embargo, la repetición de este comportamiento puede hacer que el cerebro se acostumbre, recurriendo al engaño de manera automática.
Actitudes frente a la deshonestidad
Confrontar a quien miente puede no ser siempre la mejor estrategia. Lisa Letessier sugiere que esforzarse por entender el motivo detrás de la mentira puede ser más fructífero. La intención detrás de las falsedades varía según la personalidad del mentiroso, siendo crucial entender estas dinámicas para poder reaccionar adecuadamente.
«Se debe guiar hacia la conciencia con delicadeza», subraya Letessier. Entender las razones profundas detrás de la necesidad de mentir, ya sea para dominar, consumir o mejorar la autoestima, es vital para ayudar a la persona a superar este comportamiento.
Cómo nutrir la relación
Es importante reflexionar sobre nuestro rol y cómo nuestras reacciones pueden perpetuar la tendencia a mentir. Si constantemente respondemos con rechazo o reproche, no estamos fomentando un espacio donde la verdad pueda florecer. Entender y manejar nuestras propias reacciones es fundamental para construir una dinámica más saludable.
Si nos encontramos capaces de ofrecer apoyo, debemos hacerlo con paciencia y sin presiones, fomentando un proceso de autoconocimiento y cambio. Es crucial trabajar tanto en las causas subyacentes del comportamiento como en la necesidad de distorsionar la realidad, a menudo originadas en experiencias pasadas.
Recursos para el crecimiento conjunto
- Una pregunta filosófica: ¿Es la verdad limitante o liberadora?
- Un deporte para practicar: actividades en pareja como la danza o el tenis, que fortalecen la confianza mutua.
- Una actividad compartida: la equinoterapia, aprovechando la autenticidad del contacto con los caballos para sanar el espíritu.
- Una película recomendada: La vida es bella de Roberto Begnini, una reflexión sobre el uso de la mentira para proteger a quienes amamos.
- Una lectura imprescindible: L’Adversaire de Emmanuel Carrère, un viaje por la vida de un hombre atrapado en sus propias mentiras.
Para profundizar, Lisa Letessier ofrece talleres e información adicional en su cuenta de Instagram: @letessier_lisa_psychologue.
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